Para recuperar el brillo perdido en suelos de mármol, granito o terrazo, primero necesitamos decapar el suelo. Después deberemos aplicar un cristalizador y así recuperaremos el brillo.
Si el suelo está muy dañado, antes habría que Pulir
Cuando el suelo esta muy dañado y es irreparable, usaremos una pulidora con discos de piedras o diamantes. Esta máquina rebajará el suelo. Se usará algo de agua para evitar el exceso de polvo y dañar en exceso el material.
Explicamos el proceso de cristalizado saltándonos el paso del pulido que solo se hace en suelos muy dañados.
Primer paso: Decapar
Se procede a decapar un suelo cuando este presenta restos de abrillantadores / cristalizadores viejos. El suelo no sufre ningún rebajamiento.
Para ello usaremos una rotativa con un disco Marrón y un decapante, si usamos uno de Diversey podria ser Jontec Nº1 o Futur.
Segundo paso: Abrillantar o cristalizar
Una vez hemos decapado el suelo, tenemos que recuperar el brillo, es decir abrillantarlo o cristalizarlo. Para ello usaremos una maquina rotativa (también llamada monodisco) un disco de lana de acero
Crearemos una torta de lana de acero (en forma de disco) y la incorporamos a la rotativa. Tenemos desde la Nº1 hasta la Nº4, siendo la 1 la más fina y por lo tanto blanda y la 4 la más gruesa y por lo tanto más dura. Cuanto más estropeado este el suelo mas gruesa debe ser la lana de acero.
También tenemos unos discos ya preparados, su coste economico es mayor pero duran más que una torta y no sueltan hilos de lana de acero. Podrás encontrar 3 tipos distintos, trabajamos con la casa AKRON.
– Los discos azules (tienen un hilo azul en el centro). Son gruesos y están indicados para usarlos en suelos con mucha suciedad, suelos con mucha afluencia de personas, suelos gastos o para primeras cristalizaciones.
– Los discos rojos (tienen un hilo rojo en el centro). Son de grosor medio y son perfectos para suelos de viviendas comunes y comunidades de vecinos.
– Los discos amarillos (tienen un hilo amarillo en el centro). Son de grosor fino y están pensados para usar sobre suelos o superficies ya cristalizadas como por ejemplo hoteles, ayuntamientos, museos, etc.
La fricción producida por la rotativa con el disco de lana de acero genera calor, y este calor consigue que se abran los poros del material. De esta forma el cristalizador o abrillantador cumple su función y recuperamos el brillo.